La música taladraba sus oidos.
Sus pies se movian por inercia.
Unas manos desconocidas acariciaban su cintura.
Sus ojos se entornaban y todos creían que era feliz.
En las sombras de las luces de neón, no existen los pensamientos. Baila pequeña, baila.
Bebe y fuma.
No quiere estar triste...
15/2/10
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